Argentina paradójicamente es muy querida en Brasil 2014

El seleccionado argentino se hace querer en tierra rival y el público en masa fue a ver el entrenamiento de la celeste y blanca en el «Horto», cancha del América Mineiro. Argentina está muy bien vista y la rivalidad es solo en la cancha.

Lionel Messi pulverizó la tradicional rivalidad futbolística entre Argentina y Brasil, al recoger la admiración de los 6 mil «torcedores», que se acercaron al estadio Independencia de Belo Horizonte para observar una práctica abierta del seleccionado «albiceleste», a cuatro días de su debut en el Mundial Brasil 2014.

A las 18.12, el astro de Barcelona pisó la cancha del club América de Minas Gerais, ubicada en el bairro do Horto (barrio del Huerto), al centro-este de la ciudad, como cabeza de grupo y el público estalló en júbilo.

Vestido con ropa de entrenamiento azul, llegó hasta la mitad de la cancha, miró hacia las tribunas laterales, levantó sus brazos y escuchó la persistente ovación: «Messi, Messi, Messi…».

La mediática comparación con el crack brasileño Neymar no representó un trastorno para que los «torcedores» le destinaran su afecto, también extensivo al todo el plantel de Alejandro Sabella.

Las fanáticos, identificados con camisetas de Argentina, Brasil, Barcelona y Atlético Mineiro, siguieron con atención cada movimiento del cuádruple ganador del Balón de Oro FIFA (2010, 2011, 2012 y 2013).

La «Pulga» lideró un leve trote por el perímetro de la cancha y luego participó de un «loco» junto a sus compañeros, cerca de los hinchas, que se levantaron ante cada sutileza regalada.

«¡Argentina, Argentina, Argentina!», entonaron con entusiasmo los simpatizantes mineros, contagiados por la presencia de un equipo que se instaló el lunes pasado en la cercana localidad de Vespasiano para ultimar su preparación con vistas a la Copa de Mundo.

Más tarde, el capitán argentino divirtió a los presentes con un fútbol tenis con Angel Di María y Fernando Gago como socios, frente a Sergio «Kun» Agüero, Ezequiel Lavezzi y Lucas Biglia.

Sabella interrumpió la recreación con un silbatazo y, tras una breve charla colectiva en el centro del campo, el trabajo se dio sorpresivamente por terminado a las 18.48.

Algunos hinchas burlaron la seguridad e ingresaron a la cancha, mientras Di María pateaba una pelota contra la tribuna en señal de agradecimiento.

El primero de los «invasores» alcanzó a Messi, que le regaló su buzo, al igual que lo hicieron otros futbolistas (Agustín Orión, por caso), camino a los vestuarios.

Otro de los «torcedores» se paró frente de él y le hizo la reverencia, rodeado de agentes privados que buscaban controlar la situación.

El entrenamiento, a diferencia del realizado ayer por Uruguay, no tuvo minutos de fútbol como esperaban los brasileños y sirvió para acentuar la recuperación de Rodrigo Palacio (esguince de tobillo izquierdo), que volvió a trabajar de manera diferenciada.

El delantero Gonzalo Higuaín, que a la mañana jugó para los suplentes en un ensayo táctico, se movió junto al resto, sin secuales de su molestia en el tobillo derecho.

El plantel volverá a practicar mañana por la mañana en el predio Cidade do Galo y luego dos futbolistas tomarán contacto con la prensa por primera vez desde el arribo a Brasil.

Argentina, campeón mundial en 1978 y 1986, debutará en Brasil 2014 el domingo próximo a las 19 frente a Bosnia en el Maracaná de Río de Janeiro, por la primera fecha del Grupo F que completan Irán y Nigeria.

Télam

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