¡Argentina entre los cuatro mejores del mundo! y a seguir soñando

El seleccionado argentino entró al Mané Garrincha, en la calurosa tarde de Brasilia, arengado por una multitud, y no decepcionó, porque desde el vamos presionó en el mediocampo y no dejó a los belgas tocar una pelota correctamente.

Sabella planteó el juego inteligentemente, haciendo hincapié en el parte más débil de su equipo: la defensa. El equipo argentino se paró bien en el fondo, con 4 jugadores pero con la contención de Manscherano y Biglia, quedando con 6 cada vez que los Diablos Rojos pretendían llegar.

La presión inicial dio frutos, porque a los 8’ los belgas perdieron una pelota en el mediocampo, los jugadores argentinos a puro toque llegaron al arcó defendido por Courtois, el “Pipita” Higuaín sacó un tiro cruzado y la mandó a guardar ¡GOL!

Ese gol le vino de perillas al equipo argentino, muy bien parado en la cancha, que se acomodó en su cancha y jugó con la necesidad belga. Higuaín, estaba inspirado adelante, se movía por el frente del ataque e iba al choque con los también corpulentos zagueros belgas.

Di María se movía también, hasta que el cuerpo le dijo “basta” y dejó la cancha a los 33’, producto de una lesión muscular. Enzo Pérez lo reemplazó.

Argentina jugaba bien, no pasó grandes sustos en esa primera etapa, les obligó a los belgas a jugar y les tiró la responsabilidad de “crear”, pero los europeos, no están acostumbrados a eso, y no la pasaron nada bien.

El complemento se dio con una Argentina que metió menos presión en el ataque, ya que estaba cómoda, y le obligaba al adversario a meter, a adelantarse, generando espacios para que Messi y su banda traten de aumentar.

Higuaín reventó una pelota en el palo, los belgas hicieron de las suyas, e incluso hubo casi gol en contra de Argentina que el “Chiquito” Romero supo atajar.

Sabella movió bien las piezas, jugó con su adversario, con el plateo táctico expuesto, y hubo momentos de susto pero, en verdad, fueron pocos.

Los belgas eran apáticos, no tenían juego colectivo y apelaban a jugadas individuales para tratar de sorprender al equipo argentino. Los centros a la olla fueron en vano porque los centrales albicelestes estaban atentos.

El juego entró en un pozo, el juego era anodino, porque Argentina estaba conforme, cómoda, mientras que los belgas estaban fastidiados pero no sabían cómo romper la muralla defensiva adversaria.

Palacio reemplazó a Lavezzi para ganar aire fresco en el ataque y, a falta de 10′, entró Gago por Higuaín, para ganar potencia en el medio y alejando a los belgas aún más del arco.

Hubo jugadas fuertes, subidas de tono, especialmente de lado belga; el tiempo pasaba, y recién sobre la hora hicieron algún esfuerzo, paralizando los corazones.

Messi tuvo un mano a mano pero Courtois se lo ganó, de contra casi vino el empate, pero de “casi” no muere nadie, asique Argentina ganó con justicia y 24 años después, es semifinalista.

Argentina espera al ganador de Holanda – Costa Rica.

@lostribuneros

 

 

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