Fue un resultado no tan decisivo, al fin y al cabo era el debut en un certamen. Pero la goleada que la selección Sub 17 de Uruguay le propinó a Bolivia por 14 a 0 en 1991 quedó para la historia importante celeste, al ser la máxima al menos en juveniles. Un marcador tan inusual como la historia misma del partido, que vale la pena repasar a 25 años de su consecución.
Aquel 7 de mayo de 1991, pleno otoño en América del Sur, uruguayos y bolivianos se enfrentaban por la segunda fecha del Grupo B del Campeonato Sudamericano Sub 17 de Paraguay, clasificatorio para el Mundial posterior en Italia. La celestita, dirigida por Jesús Rodríguez Prado, salió a la cancha de Olimpia de la ciudad de Itá como claro favorito. Pero nadie pensaba ni remotamente en lo que sucedería, a pesar de que los del Altiplano ya habían perdido su primer compromiso ante Colombia 8 a 0. Bolivia, históricamente competitivo en la divisional con la gran Academia Tahuichi ganadora de tantos torneos infantojuveniles, llegaba ahora disminuido. Usualmente, sus planteles se conformaban con la base del campeón de la categoría respectiva local, en ese caso el Aurora de Cochabamba. Por razones desconocidas, los jugadores de este club no integraron la selección dirigida por Raúl Vera, y se recurrió a chicos provenientes de la Escuela Enrique Happ de la ciudad, perteneciente a una familia adinerada. El problema es que estos chicos no estaban preparados para la competencia, y lógicamente afrontaron el torneo en inferioridad de condiciones. Por eso no extrañó la abultada derrota inicial ante los colombianos, aunque a muchos les llamó la atención.
Y por más doloroso que fue, tampoco sorprendió lo que pasó en la modesta cancha de Olimpia de Itá. Una fuerte selección uruguaya, luego subcampeona, no tuvo piedad y arrasó a su debilitado rival por 14 a 0, con seis goles del moreno Diego Pérez (Defensor Sporting), cinco de Diego Goñi (Danubio), uno de Luis Diego López (luego internacional con la mayor) y dos de Néstor Correa. “Para Uruguay fue un entrenamiento con público”, comentó la revista argentina Sólo Fútbol. Para Bolivia, en cambio, fue terrible: los atribulados futbolistas no fueron a desayunar al comedor del hotel a la mañana siguiente, y por la tarde algunos se animaron a salir al hall, pero su cara reflejaba una gran tristeza. El cuerpo técnico pensó ante semejante panorama en retirar a la selección del torneo, pero desistieron temiendo sanciones de la CONMEBOL. Por eso siguieron su participación y tuvieron que sufrir dos goleadas más, 0-6 con Brasil y 0-5 con Ecuador, completando una pobre campaña y un triste suceso.
En tanto, los botijas de Rodríguez Prado continuaron su gran debut con un empate 0-0 con Colombia, una victoria 1-0 sobre el Brasil de un tal Ronaldo y un 1-1 con el Ecuador de Agustín Delgado y Kléber Chalá, clasificándose a la ronda final, donde igualaron 1-1 con Chile (que contaba con Marcelo Salas), otra vez le ganaron 1-0 a Brasil y aunque perdieron faltando poco 1-2 con la Argentina de Lombardi, Arruabarrena, Gallardo y Verón, debieron desempatar por tiros desde el punto penal para dirimir el segundo puesto, ya que ambos habían quedado emparejados en todo. El riverense Yany Rodríguez atajó tres remates de los cansados argentinos y la celestita ganó 3 a 0 y fue subcampeona, yendo junto a Brasil y Argentina al Mundial de Italia, donde quedó eliminado en primera fase ante España (0-1), Ghana (luego campeón, 0-2) y Cuba (1-0, Luis Diego López). Ese equipo lo integraban entre otros Yany Rodríguez, Marcos Madruga, el “Chavo” Gustavo Díaz, el gran Tabaré Silva (monarca de América con la mayor en 1995), Traversa, Macchi, Javier “Cabeza” Delgado, Juan Martín Parodi y Diego Pérez. Fue un partido, un resultado, un triunfo. Pero para esos botijas, fue también una tarde inolvidable.
Diego Martín Yamus.
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