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Son esas historias chiquitas que el fútbol engrandece a la vista de los hechos posteriores. En 1994, el lateral derecho de la sorprendente selección de Noruega en el Mundial era Alf-Inge Haland, un nombre y apellido que a pesar de jugar en la flamante Premier League inglesa no trascendió. Dieciséis años más tarde, en 2000, vino al mundo su hijo Erling Braut, el mismo que hoy es el terror de las redes tanto en el Manchester City como con el equipo nórdico, al que con sus goles condujo también a una Copa del Mundo, la de 2026, también (gran parte) en Estados Unidos.
Alf-Inge, nacido en Bryne el 23 de noviembre de 1972, comenzó con 18 años en el club del mismo nombre de su lugar natal, de donde en 1993 pasó a su carrera en Inglaterra. Primero en el Nottingham Forest, desde el que el técnico Egil Olsen lo llamó para la cita mundialista, donde fue titular en el debut 1-0 sobre México y en la derrota 0-1 ante la Italia subcampeona. Luego jugó desde 1997 para el Leeds United, al que con el tercer lugar en la Premier clasificó a la Liga de Campeones. Y desde ese 2000, como lo haría su hijo décadas más tarde, defendió a un entonces modesto City, con el que protagonizó un feo episodio con el irlandés Roy Keane, que militando para el clásico United le propinó un fuerte puntapié que lo lesionó y sacó de las canchas por largo tiempo. . En 2003 retornó al Bryne y estuvo un tiempo en el Rosseland, antes de retirarse por un problema en la otra rodilla.
En una carrera que contempló 34 encuentros internacionales sin goles para Noruega, sin duda su mejor logro fue haber traído al mundo a Erling, que se hizo notar por vez primera en aquel Mundial Sub 20 de Polonia marcándole nueve goles a Honduras, en un controvertido partido ganado por 12 a 0, siendo así el goleador del certamen. Fue la semilla de una impresionante carrera que lo verá el año que viene en América del Norte. Como lo hiciera su papá, aquel lateral de Noruega en el 94.
Diego Martín Yamus.
