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Lucas Alario está viviendo días impensados. Hace unos meses jugaba en Colón, tratando de sobrevivir, y casi como tocado por una varita mágica, pasó a River, marcó goles clave y levantó la Copa Libertadores.
El santafesino de apenas 22 años dio clases de carácter firme y decidido en los pocos partidos en que lleva puesta la camiseta de River Plate.
Pasó de jugar en Colón de Santa Fe, club que atraviesa serios problemas económicos y que le debe a cada santo una vela, a defender, y por Copa Libertadores, a River Plate, donde no sólo no desentonó, sino que fue jugador clave.
Al principio se lo veía como «muy verde» para encarar las semifinales y la final, pero con una soltura y categoría, dejó en claro que es un verdadero jugador de fútbol.
Alario dentro del campo mostró su clase y dejó muy bien parado a su entrenador Marcelo Gallardo, quien lo eligió y lo mandó al campo, a pesar de ser bisoño en esto de jugar partidos internacionales.
Sin filtro confesó ser hincha de Boca Juniors pero que no tendría problemas de jugar en River. «Soy hincha de Boca» había dicho en radio La Red, y al ser consultado si jugaría en el equipo Millonario fue tajante «es mi trabajo ¡cómo que no!»
La cosa es que ahora el «Pipa» está en el corazón de los hinchas del «Millo», y apunta para ser un verdadero crack de selección. Carácter le sobra.
@lostribuneros
