El futbolista sabalero se marchó del club a falta de dos días para el clásico ante Unión por la jornada 12 del Transición tras recibir amenazas de muerte, e incluso, sufrió agresiones por parte de barras que irrumpieron en un entrenamiento.
Los malvivientes del fútbol, esos que se jactan de ser «hinchas fieles» y de «tener aguante», atacaron cobardemente a los jugadores del plantel de su propio equipo Colón, luego del entrenamiento del miércoles.
Unos 30 barras fueron a amenazar a los futbolistas y darle «consejos» de lo que deben hacer dentro del campo ante el rival Unión y de las «consecuencias» que les traerá de no vencerlos el sábado.
Alan Ruiz, hombre ya transferido al Sporting Portugal, directamente decidió irse de la institución porque, la violencia psicológica pasó las rayas el campo de juego y pasó para el área de la intimidad; llamados telefónicos durante la noche a su casa con amenazas y más amenazas.
Según indica el Diario Olé, fue rodeado por barras y uno de ellos, no está confirmado esto, le habría dado un golpe en la nuca.
La policía detuvo a diez malvivientes pero debió liberarlos rápidamente ya que ni los jugadores ni el club radicaron la denuncia, algo diferente a lo sucedido con Palmeiras de Brasil que pasó por una situación similar y no tuvo pruritos a la hora de señalar a cada uno de estas lacras del fútbol.
El presidente en ejercicio Enrique Ariotti le contó al Diario Olé que «fue un hecho aislado», y desligó a los más pesados al decir que «son socios del club» diez de los agresores.
Lo cierto que es que el futbolista abandonó la ciudad y evalúa realizar la denuncia en futbolistas agremiados.
@lostribuneros