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Rangers vivió una de las noches más oscuras de su historia europea. El equipo escocés fue aplastado por 6-0 en el partido de vuelta de los play-offs de la Champions League ante el Club Brugge, consumando una derrota global de 9-1. Este resultado se ubica entre las mayores palizas continentales que ha recibido el club, dejando un sabor a humillación y crisis institucional.
El desastre en el campo y la ira de los hinchas
La pesadilla comenzó apenas a los ocho minutos, cuando Max Aarons recibió una tarjeta roja que dejó al Rangers desequilibrado. El Club Brugge no tuvo piedad y aprovechó la superioridad numérica para golear sin compasión. Joaquín Seys marcó un doblete, mientras que Nicolò Tresoldi, Hans Vanaken, Aleksandar Stanković y Christos Tzolis completaron la masacre.
La afrenta fue tan grande que las reacciones no se hicieron esperar. Charlie Adam, exjugador del club, calificó la derrota como una «vergüenza», mientras que la leyenda del Celtic, Chris Sutton, se burló en redes sociales de lo que llamó «la eliminación más humillante de Rangers». En el estadio, los hinchas, furiosos, entonaron cánticos pidiendo la renuncia del técnico Russell Martin.
El lamento del DT y las consecuencias de la derrota
Russell Martin, visiblemente afectado, asumió la total responsabilidad por el resultado. «Fue una humillación… todo es culpa mía. No hay otra cosa que decir. Lo siento profundamente», declaró, y prometió usar la derrota como «combustible» para reconstruir el grupo. El técnico también señaló la falta de unión en el vestuario: «No hay suficientes jugadores que luchen entre ellos. Tenemos que sanar y fortalecer la unión dentro del grupo».
Las consecuencias de esta derrota van más allá del orgullo herido. Además de complicar seriamente el futuro de Martin al frente del equipo, la caída de Rangers deja a Escocia sin representantes en la Champions League, un hecho que tendrá repercusiones negativas en el coeficiente de la UEFA y podría derivar en un recorte de plazas para futuras competiciones europeas.
