East Rutherford, Nueva Jersey, EE.UU. – La final del Mundial de Clubes de la FIFA 2025, que consagró al Chelsea con un 3-0 sobre el PSG en el MetLife Stadium el pasado domingo 13 de julio, estuvo marcada no solo por lo deportivo, sino por la contundente reprobación pública que recibió el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Su presencia en el evento fue recibida con un sonoro abucheo que puso de manifiesto el clima de tensión política que rodea su figura.
Acompañado por la primera dama Melania Trump y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, Trump ingresó al estadio. Sin embargo, la cortesía inicial se desvaneció abruptamente. Cuando su imagen apareció en las pantallas gigantes del estadio durante la entonación del himno nacional, una ola de abucheos y silbidos atronadores invadió el recinto. La reacción del público fue tan evidente que la transmisión televisiva no dudó en cortar rápidamente su aparición.
La escena se repitió durante la ceremonia de premiación. Al momento de entregar las medallas a los jugadores del Chelsea y del PSG, el presidente fue nuevamente abucheado por amplios sectores de la tribuna, una clara señal del descontento. Su prolongada permanencia en el escenario durante la celebración del Chelsea, entregando el trofeo a Reece James y el Balón de Oro a Cole Palmer, generó incluso incomodidad entre algunos futbolistas, quienes expresaron sorpresa por su presencia en un momento tan íntimo del equipo campeón.
La reacción del público en Nueva Jersey no es un hecho aislado. La figura de Donald Trump está en el ojo de la tormenta debido a diversas políticas y acciones controversiales. Sus severas medidas de persecución a inmigrantes a través de ICE, las tasas impuestas a las importaciones que han generado fricciones comerciales, y las acusaciones de injerencia en la justicia de otros países —como en Brasil, donde se le señala de presionar para la liberación de Jair Bolsonaro— han exacerbado la polarización y el rechazo en amplios sectores de la sociedad.
Así, la final del Mundial de Clubes, más allá del fútbol, se convirtió en un escenario donde la voz del público se hizo sentir con fuerza, reflejando el complejo panorama político y social que rodea la figura del presidente estadounidense.
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