Entre tantos aniversarios exactos que este 2020 nos regala, se encuentra uno muy importante, más allá de que sea del fútbol. Porque el fútbol ya dejó de ser un deporte, es toda una vida, sobre todo para los que lo amamos, que somos millones, hombres y mujeres. Y su expresión máxima es el Mundial, que también se ha convertido en una industria y no en una competencia de unas semanas. Por eso, al cumplirse este jueves 90 años de la primera final, hacemos hincapié. Fue aquel 30 de julio de 1930 en Uruguay, cuando el local derrotó 4 a 2 a Argentina en el recién inaugurado estadio Centenario de Montevideo y se consagró primer campeón del mundo.
Tras esa idea tan debatida de la FIFA de un torneo entre países, se organizó el inicial desde el 13 de julio y desembocó en esa final, llena de tantas historietas previas. El clima hostil contra la Selección y sobre todo contra su figura Luis Monti por su juego fuerte, amenazas de muerte contra él si jugaba, tretas locales de por ejemplo enviar a los jugadores albicelestes a un vestuario en la misma tribuna recibiendo insultos y demás. Hasta la pelota fue objeto de lío, ya que ccada uno llevó una de su país e insistía en que quería jugar con ella. El árbitro belga John Langenus, que había además pedido medidas para su seguridad y la de sus asistentes, realizó un sorteo y Argentina lo ganó.
En lo deportivo, los colosos rioplatenses eran los más fuertes de un modesto cuadro de 13 países, gracias al boicot de los mejores europeos por las distancias a recorrer en barco y sus gastos. Hubo sólo cuatro del Viejo Mundo sin muchas ganas, entre ellos la Francia del entonces presidente de la FIFA, Jules Rimet, que debió hablar con los clubes y los futbolistas para convencerlos. Y Estados Unidos estaba apoyado en ingleses que sucumbieron ante la Selección 6-1 en la semifinal, mientras en la otra los uruguayos de Alberto Supicci goleaban a Yugoslavia por el mismo marcador.
Entonces el domingo 30 de julio ambos se encontraron en el flamante Centenario, que abrió sus puertas a las ocho de la mañana y al mediodía estaba repleto, incluso de alrededor de 10.000 argentinos que habían cruzado el Río de la Plata en barco. Era un partidazo no sólo por ser la primera final mundial y por el clásico, sino porque venían enfrentándose en las Copas Lipton y otros torneos a partido único desde comienzos de siglo, aparte de la doble decisión de los Juegos Olímpicos de Amsterdam 1928 que ganaran los uruguayos.
Uruguay comenzó mejor y a los 12 minutos el wing derecho Pablo Dorado recibió un pase y remató venciendo a Juan Botasso. Desde allí Argentina reaccionó pese al clima en su contra, y a los 19 fue Carlos Peucelle quien tomó un centro atrás y derrotó al arquero Ballestrero en el área chica. Y a los 37, un pelotazo largo encontró al goleador Guillermo Stábile en dudosa posición de offside, pero el «Filtrador» sacó un potente tiro para el 2-1 parcial. Las protestas locales no prosperaron y para más, la visitante siguió siendo dominadora en el reinicio.
Hasta que a los 12 minutos, el gran Pedro Cea recibió un lindo autopase de Héctor Scarone y empató a dos. Todo estaba muy parejo, pero seis después un envío de lejos de Santos Iriarte se coló en un ángulo de Botasso. Allí la celeste, reciente bicampeona olímpica, fue superior y Héctor «el Manco» Castro aseguró sobre la hora el título, nada menos que el primero del mundo. Uruguay era feliz en su tierra, y al día siguiente el gobierno de Juan Campisteguy decretó fiesta nacional.
Se habló mucho de qué pasó con la Selección sobre su caída en el segundo tiempo, nada plenamente confirmado aunque probable por la hostilidad reinante. A todo lo citado, Monti agregó años después: ««Cuando volvimos para jugar el segundo tiempo había como trescientos militares con bayonetas caladas. A nosotros no nos iban a defender». Y se dice que el defensor Fernando Paternoster pidió en el vestuario: ««Mejor que perdamos, si no aquí morimos todos». El delantero Francisco «Pancho» Varallo, el más joven de los finalistas y último en fallecer en 2010, reveló una vez: «Los aficionados uruguayos nos hicieron la guerra desde que llegamos porque sabían que el título iba a estar entre ellos y nosotros. Por la noche no nos dejaban dormir y nos insultaban en los entrenamientos». Sin embargo, a la noche de la derrota el plantel fue a ver a Carlos Gardel, que cantó magistralmente sus tangos en el Teatro Solís, y nadie lo molestó.
Así se decidió por primera vez un Mundial, muy primitivo por entonces. Sí, el Mundial cumple 90. Y como si fuera un abuelo longevo, hay que festejarlo.
FICHA DEL PARTIDO
Copa del Mundo de la FIFA Uruguay 1930
Final, domingo 30 de julio de 1930
URUGUAY 4-2 ARGENTINA
Goles: Dorado 12′ (U), Peucelle 19′, Stábile 37′ (A), Cea 57′, Iriarte 63′, Castro 89′ (U).
ESTADIO: Centenario (Montevideo).
ARBITRO: John Langenus (Bélgica).
Jueces de línea: Hénri Christophe (Bélgica) y Ulises Saucedo (Bolivia).
URU: Ballestero; Nasazzi, Mascheroni; Andrade, Lorenzo Fernández, Gestido; Dorado, Scarone, Cea, Castro e Iriarte. DT. Alberto Supicci.
ARG: Botasso; Della Torre, Paternoster; Juan Evaristo, Monti, Arico Suárez; Peucelle, Varallo, Stábile, Ferreira y Mario Evaristo. DT. Francisco Olazar.
Fuentes: RSSSF, Wikipedia y escribirdelavida.blogspot.com
Aunque usted no lo crea, hay imágenes de la primera final del Mundial:
Diego Martín Yamus.
diegoanita@hotmail.com.ar
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