Un 20 de mayo fue, pero de 1966, cuando el equipo montevideano ganó una de las finales de la Copa Libertadores más emotivas de todos los tiempos; jugaban en Santiago de Chile con River Plate, perdían 2-0 y terminaron goleando.
Los hinchas de Peñarol jamás van a olvidar la parada de pecho de Carrizo, a modo de provocación. River Plate estaba facturando su primera Copa Libertadores en tierras chilenas, que era campo neutral. En Montevideo los carboneros habían ganado 2-0, mientras que en Buenos Aires los millonarios se impusieron por 3-2.
El juego de desempate jugado en el Estadio Nacional de Santiago de Chile comenzó con un 2-0 para el «Millo», sin embargo el ecuatoriano Alberto Spencer y el «Pardo» Abbadie pusieron las cosas 2-2 forzando el alargue, luego los manyas pisaron el acelerador, Spencer marcó su segundo tanto en el juego y Pedro Virgilio Rocha puso el 4-2.
Luego de este impactante triunfo uruguayo, las hinchadas argentinas no tuvieron compasión del derrotado River que, al retornar al fútbol local, sufrió cargadas con gallinas y de ahí se lo apodó «La Gallina».
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