A pesar de sus tantos títulos y prestigio, por años Uruguay debió vivir de recuerdos y de frustraciones. Por ejemplo en los años 80 y 90, donde sólo ganó el famoso Mundialito de Montevideo y dos Copas América, pero no logró insertarse entre las potencias. Y por su conducción pasaron varios técnicos y futbolistas, sin un rumbo. Hasta que ese invierno de 1995 resurgió a la consideración justamente en una Copa América, su importante propiedad. Y justo en su país, ante su gente necesitada de alegría.
Después de su participación mediocre en el Mundial de Italia en 1990, tuvo pobres actuaciones en la Copa regional en 1991 y 1993 y quedó afuera del siguiente Mundial, el de Estados Unidos 94. En ese período dirigieron a la celeste Luis Cubilla, Ildo Maneiro y Roberto Fleitas. Éste perdió un amistoso 0-5 con Alemania luego de la eliminación mundialista. Los hinchas se desinteresaban por el fútbol, la derrota del 93 fue un golpe bajísimo. Recién para octubre de 1994 la AUF trajo a un nuevo técnico, un tal Héctor Núñez, ex jugador y entrenador campeón con Nacional en 1989 de la Recopa Sudamericana y la Copa Interamericana, más una larga carrera en España. Y Núñez tuvo la misión de comandar a la selección en una nueva edición de la Copa regional, que en Uruguay era la gran oportunidad de la resurrección.
El equipo, aún con Enzo Francescoli en su apogeo, más varios de jerarquía y del medio local, no lograba levantar. Varios amistosos terminados en empate o derrota lo confirmaban. Pero el 5 de julio de 1995 los de «Pichón» Núñez arrancaron una nueva historia en su Copa América. En el mítico estadio Centenario abrieron el torneo y el Grupo A con un claro 4-1 a Venezuela, con goles de Daniel Fonseca, Marcelo Otero, Enzo de penal y Gustavo Poyet. El 9 otro triunfo 1-0 sobre Paraguay gracias al «Príncipe» los puso en cuartos de final, previa igualdad esforzada y con suplentes con México a un gol, marcado por Marcelo Saralegui.
En los cuartos el 16, Uruguay fue superior a Bolivia y antes de la media hora se puso dos goles arriba por Otero y Fonseca, que justo al definir sintió una lesión muscular. Fue 2-1 con algo de sufrimiento y el pase a las semifinales por primera vez en seis años, tras su subcampeonato de 1989 en Brasil. Ese 20 helado en Montevideo, no podían con la gran Colombia hasta que el joven Edgardo Adinolfi desvió un centro de Francescoli y abrió el marcador. Y rato después, Otero, solo adelante por la lesión de Fonseca, concluyó su enorme tarea personal haciendo un golazo de volea tras envío desde un costado para un 2-0 que mandó a la celeste a su soñada final.
Pero en el camino a ese sueño se interponía Brasil. Sí, el mismísimo campeón mundial un año antes, más allá de un nuevo conjjunto y entrenador, el enorme Mario Zagallo, anterior asistente de Carlos Parreira. El «scratch» había dado la nota desagradable eliminando en cuartos a Argentina con un gol con la mano de su surgiente figura Tulio. El soleado pero muy frío 23 de julio, unas 60.000 personas vibraban en el Centenario esperando la alegría grande con el clásico rival. Pero Tulio tuvo otro plan y a los 30 minutos, recibió pase de Edmundo al área y de pecho derrotó a Fernando Alvez para abrir el marcador. Peor fue el panorama cuando cinco después el lateral Tabaré Silva sufrió una fractura y debió dejar la cancha. En el entretiempo, Núñez agotó los cambios colocando a Pablo Bengoechea y Sergio Martínez. Y a los seis minutos del segundo tiempo, Bengoechea igualó con espléndido tiro libre y los finalistas del 89 debieron ir a los tiros desde el punto penal.
La tarde montevideana caía y la ansiedad de la hinchada oriental subía. Todos marcaron, incluido Francescoli, hasta que con el marcador 3 a 2 para Uruguay le llegó el turno justamente a Tulio. Alvez se tiró muy bien y le atajó, y el medio Gutiérrez aumentó. Dunga alargó el suspenso, hasta que el «Manteca» Martínez, de gran momento en Boca, convirtió y largó el festejo atado.
Ese Uruguay que dos años antes estaba en ruinas resurgía con su jerarquía ante su pueblo. Tan acostumbrado a los triunfos y de pronto a las derrotas, volvía a ser grande en América. La celebración fue quizá mayor que la de un Mundial. Un enfervorizado botija, consultado por el gran periodista Juan Pablo Varsky sobre hasta qué hora festejaría, gritaba «no hay hora, hay que ir al laburo sí, pero aguante la celeste». La celeste aguantó, fiel a su vida de lucha. Y contra todos volvió a conocer qué era la gloria.
FICHA DEL PARTIDO
Copa América Uruguay 1995
Final, domingo 23 de julio de 1995
Uruguay 1-1 (5-3 por penales) Brasil
Goles: Tulio 30′ (B), Bengoechea 51′ (U).
Estadio: Centenario (Montevideo).
Arbitro: Arturo Brizio (México).
URU: Alvez; Gustavo Méndez, Herrera, Moas, Tabaré Silva; Dorta, Alvaro Gutiérrez, Poyet, Francescoli; Fonseca y Otero. DT. Héctor Núñez.
BRA: Taffarel; Jorginho, Aldair, André Cruz, Roberto Carlos; Dunga, César Sampaio, Juninho, Zinho; Edmundo y Tulio. DT. Mario Zagallo.
Cambios: 35′ Adinolfi por Tabaré Silva (U), 46′ Bengoechea y Sergio Martínez por Dorta y Fonseca (U) y 69′ Beto por Juninho (B).
DEFINICION POR PENALES: Francescoli (1-0), Roberto Carlos (1-1), Bengoechea (2-1), Zinho (2-2), Herrera (3-2), Tulio (atajado, 3-2), Alvaro Gutiérrez (4-2), Dunga (4-3), Sergio Martínez (5-3).
Así la celeste fue campeona de América en su suelo:
Uruguay 1 Brasil 1 (23 de julio de 1995). Final Copa América. Archivos de Gustavo – YouTubeUruguay 1 Brasil 1 (23 de julio de 1995). Final Copa América.www.youtube.com |
Diego Martín Yamus.
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