Que el fútbol da sorpresas es moneda corriente desde hace décadas. Para un país que va detrás de los grandes es importante una sorpresa. Pero para uno pequeño, enclavado en un remoto rincón del Polo Norte, es un acontecimiento nacional. Eso fue para las Islas Feroe, una región constituyente de Dinamarca desde 1948, que apenas nacía al campo internacional cuando en 1990 ganó su primer partido oficial, no ante un rival menor, sino sobre la gran Austria.
El archipiélago ubicado en el Atlántico Norte entre el Reino Unido, Noruega e Islandia había empezado a jugar contra otras zonas frías, cuando en 1930 realizó una serie de amistosos ante las islas Shetland. Pero uno de sus días más importantes fue el 2 de julio de 1988, cuando la FIFA lo admitió entre sus miembros. Así el 24 de agosto jugó su debut cayendo ante los islandeses 0-1, y no volvió sino en 1989 con un par de encuentros frente a Canadá, uno con victoria 1-0 con gol de Torkil Nielsen.
Tiempo después del Mundial de Italia, se sorteó el programa de la eliminatoria para una nueva Eurocopa, la de Suecia 92.Los feroeses, dirigidos por Pal Gudlaugsson, fueron integrados al 4 junto a dos potencias como Yugoslavia y Dinamarca, aparte de Irlanda del Norte y Austria. Los yugoslavos, aún con el plomo de su sucesión de guerras independentistas, los daneses aún vigentes de su gran aparición en el Mundial de México 86 y los austríacos, recientes en Italia 90, eran los candidatos naturales a pelear por la única plaza directa. Islas Feroe era no sólo el débil, algunos ni siquiera lo conocían de nombre. Es más, ni poseía cancha propia, tenía que jugar de local en Landskrona (Suecia) por no contar aún con un estadio que cumpliera requisitos internacionales.
Pero ese 12 de septiembre de 1990 el fútbol dio una mayúscula sorpresa. En ese modesto reducto sueco y ante sólo 1265 personas, las islas sacaron pecho ante futbolistas de categoría como Anton Polster o Andreas Herzog y los derrotaron 1 a 0, marcando otra vez Nielsen a los 61 minutos. Con el noruego Egil Nervik de árbitro, los imborrables vikingos fueron Knudsen; Julian Hansen, Danielsen, Jakobsen, Tummas Eli Hansen; Allan Morkore, Abraham Hansen, Reynheim, Dam; Nielsen y Kurt Morkore.
Días después fue Dinamarca quien los goleó 4-1, y con el correr de la clasificatoria los blancos y azules regresaron a la realidad: sólo un empate en Irlanda del Norte 1-1 y seis derrotas concluyeron su primer aventura. Que, para un lugar tan pequeño, fue un acontecimiento nacional.
Diego Martín Yamus.