Este próximo martes, Barracas Central jugará una chance histórica de subir por primera vez a la Primera División argentina ante el gigante Quilmes. Eso que está a 180 minutos de la realidad, con Claudio «Chiqui» Tapia, su emblema, como presidente de la AFA,era una absoluta utopía a fines de los años 80, cuando el «guapo» del capitalino barrio de Barracas oscilaba entre la Primera c y la Primera D, es decir, las últimas dos categorías de ascenso para clubes afiliados a la entidad.
Esa década, tiempo de muchas reestructuraciones, de sábados exclusivos de asenso, de partidos suspendidos por canchas anegadas por lluvia, Barracas deambulaba de la C a la D. Fundado en 1904, había estado en Primera entre 1920 y 1934, es decir en la era amateur. Luego transitó los laberintos de las demás categorías (segunda División, Intermedia, Primera B) hasta que en 1985 descendió a la D. Con la creación del Nacional B (hoy Primera Nacional) la D pasó a ser la quinta división. Barracas jugó aquel Torneo Apertura 1986 para ver si se acommodaba en la C pero no lo logró y permaneció en la D.
Después de una temporada irregular entre 1987 y 1988, el «guapo» tuvo una muy buena siendo cuarto junto a deportivo Paraguayo con 51 puntos, a 15 del supercampeón récord argentinno Ferrocarril Midland, invicto en 50 partidos. Goleó 7 a 2 a Juventud Unida, contó con Norberto Scigliano, Néstor Cáceres, Walter Aquino Amorín y Gustavo López como figuras de campo y en el arco, el récordman Daniel Tremonti, que mantuvo su arco en cero durante 1131 minutos, superando al legendario Carlos Barisio del gran Ferro de los 80. Así se clasificó para el octogonal o Reducido por el segundo ascenso a la C, donde quizá no era el más firme candidato.
Pero de a poco lo fue. El 11 de marzo de 1989, siempre en canchas neutrales, arrancó en los cuartos de final batiendo 2 a 1 a Fénix de ida por Aquino Amorín y López, y el empate a cero el 18 lo puso en semifinales. El 25 venció 3 a 1 a Villa San Carlos por Aquino Amorín, Villalba y López, y el 1 de abril el 1-1 por Aquino Amorín lo envió a la finalísima con Sacachispas, que daba la nota dejando al subcampeón Liniers por tiros desde el punto penal.
El 8 era la primera vuelta en el campo de Huracán, el legendario Palacio Tomás Adolfo Ducó, donde era Barracas local y un penal de Scigliano le dio el triunfo por 1 a 0. Fue aquel soleado 15 de abril de 1989 cuando Sacachispas, dueño de casa en Nueva Chicago, debía ganar por dos goles para ascender o uno para penales. Pero nada de eso ocurrió cuando Gustavo López marcó el gol del ascenso para un nuevo 1-0 y el barraqueño subía otra vez a la C.
Después Tremonti pasó a Atlético Tucumán, varios se fueron, el propio «Chiqui» Tapia disputó unos pocos partidos (era de las inferiores y dejó por lesión) y Barracas volvió a pasearse por la D,, c y la Primera B Metropolitana,, hasta que en 2019 pasó a la Primera Nacional. A la que ahora sueña con dejar atrás como el resto de su vida de ascenso.
Fuentes: josecarluccio.blogspot.com, barracascentral.com y archivo Tribunero.com
Diego Martín Yamus.
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