El excepcional uruguayo Carlos Mario Goyén vivió jornadas de gloria en el arco en su larga estadía en nuestro fútbol. Campeón de América y del mundo con el excelso Independiente 1983/84, protagonista de tantas tardes con el buen Argentinos Juniors de fines de los 80, con Fernando Redondo y Fernando Cáceres de compañeros. Pero lo que vivió un domingo de 1988 tampoco lo podrá olvidar. Es cierto, atajó dos penales y su equipo ganó. Pero no por eso.
Era la fecha 16 del Campeonato de Primera División 1988/89, el 11 de diciembre del 88. En Tucumán, el ascendido San Martín recibía a Argentinos. Corrían sólo 12 minutos cuando el ex golero de River Plate de Montevideo debió salir corriendo de su meta hasta la mitad de la cancha, huyendo despavorido de un enjambre de abejas.
Según versiones como las de su joven compañero Diego Cagna, que ese día justo debutaba, se las tiraron desde la tribuna. Estábamos jugando y de repente nuestro arquero apareció al lado nuestro. ¿Qué hacés acá?”, relató el ex campeón con Boca y actual entrenador.
El árbitro interrumpió lógicamente el partido, luego se reanudó y la tarde terminó bien para el uruguayo, ya que empataron 1 a 1, con goles de José Noriega de penal para el local y Silvio Rudman para el bicho. Como entonces los encuentros que terminaban en tablas se desempataban por tiros desde el punto penal, el oriental se lució atajando los de el propio Noriega y Jorge López, y Argentinos ganó 4 a 2. Otra tarde de gloria para el gran Carlos Goyén. Eso sí, con abejas de espectadoras.
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Diego Cagna – anécdota de su debut como jugador profesional ante San Martín de Tucumán |