A mediados de 1984, la Selección de la Primera B de Argentina llegaba a Kuala Lumpur para volver a jugar la Copa Merdeka, que un año antes había disputado y ganado brillantemente. Sin embargo, esta vez la experiencia en el sudeste asiático fue pésima y dejó su huella negativa en los jugadores del ascenso.
Argentina, dirigido por Albino Valentini, debutó en el Grupo 2, uno de los dos de seis integrantes, con derrota el 23 de agosto ante China B 2 a 1, con gol de Walter Fernández, el gran puntero izquierdo de Racing, entonces en la segunda. Dos días después enfrentó al Sub 21 de Corea del Sur, que un año antes había sido cuarto en el Mundial de México eliminando a Uruguay, y cayó por un rotundo 4-0. El 30 debía verse con Pakistán, en lo que se suponía un partido accesible y sin mucho interés.
Otra fue la historia, desgraciadamente, para los jugadores. El turbio negocio de las apuestas de partidos, lamentable costumbre por esas regiones, involucró a varios de los participantes, entre ellos a la albiceleste. Según confesó luego el presidente de la delegación, el ex mandamás de El Porvenir Enrique Merelas, los futbolistas recibieron de un capitalista chino 500 dólares cada uno para arreglar un triunfo por un gol de diferencia con los pakistaníes, el rival más débil de la zona.
Todo pareció normal cuando Rubén Rojas, delantero de Los Andes, abrió el marcador a los 62 minutos. Pero a los 83 Sharafat igualó, y enseguida los asiáticos pegaron dos remates en los palos de Daniel Baglioni, el legendario arquero de Banfield. Las cosas volvieron a la normalidad cuando, faltando un minuto, el medio de Nueva Chicago Norberto Callipo hizo gran jugada y con fuerte tiro marcó el 2-1 final. El once de la B cerró con dos empates mediocres su floja campaña, 1-1 con Malasia Tigers (gol de Carlos De Luca) y 0-0 con Argelia XI, concluyendo cuarto de los seis participantes y fuera de la final, que obtuvo Corea del Sur sobre el combinado de Minas Gerais, de Brasil.
Pero la actuación en Malasia dejó su herida. El 7 de febrero de 1985, y tras una nota del periodista argentino Juan Carlos La Terza que titulaba «Hay que destapar la olla», la AFA suspendió por cuatro años a los dirigentes Jorge Gaja (defensores de Belgrano) y Humberto Viviani (Estudiantes de Buenos Aires), por tres a Valentini y por dos a sus colaboradores y a los jugadores para ser parte de los seleccionados nacionales debido a la evidencia del arreglo, por lo que además fue fuertemente multada.
El suceso provocó conmoción en el ambiente y, por supuesto, en los protagonistas. Baglioni quiso defenderse de la acusación alegando que los rivales los tuvieron en un arco esos últimos minutos y que el asunto le dio «una tremenda úlcera de estómago del disgusto», según sus declaraciones a la revista El Gráfico. Valentini, que años después sería organizador de los torneos de verano, le juró a su familia no volver a dirigir. Y el masajista Fernández dijo enojado con Merelas: «Se nos puso a llorar mientras nos decía ‘Muchachos, por favor, yo no quise perjudicar a nadie'».
Hubo más casos de encuentros arreglados y varias personas más fueron arrestadas. Pero Argentina nunca más fue llamado a participar de la Copa Merdeka. Iba a ser otra experiencia asiática inolvidable para los representantes del ascenso. Fue una experiencia escandalosa y olvidable.
Fuentes: Fútbol Lado B y RSSSF
Diego Martín Yamus.
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