Como hemos escrito, el fútbol de ascenso en la Argentina era en los años 80 casi tan popular como los dos de Primera, el Metropolitano y el Nacional. Dramáticas definiciones se daban especialmente en aquellos octogonales por el segundo lugar en la élite. Y de ellas, esa noche del 21 de diciembre de 1982 en la cancha de Huracán fue una de las más recordadas. Temperley logró subir contra todo pronóstico ante el gran Atlanta en una interminable serie de 26 tiros desde el punto penal, tras final a doble encuentro.
Para esos calurosos días del 82, San Lorenzo ya se había coronado campeón de aquella vieja Primera B y retornado a Primera. El segundo ascenso se definía en ese minitorneo de ocho equipos a doble eliminación. Los celestes no eran para nada candidatos, estaban Banfield, Gimnasia y Esgrima La Plata y el fuerte Atlanta. Pero los del Sur y los “bohemios” fueron quienes el 18 y 21 jugarían las finales por la segunda vacante grande.
El 18 en el estadio Tomás A. Ducó fue la de ida y Temperley ganó 2 a 1 gracias a Eduardo Masotto y Ricardo Dabrowski, descontando Omar Porté de penal para los de Villa Crespo. La serie quedó abierta para el 21 en el mismo lugar, y otra vez Porté fue protagonista para que Atlanta ganara 1 a 0 y la igualara, llevándola a un tiempo suplementario inútil, por lo que la cuestión fue a los tiros desde el punto penal.
La tanda fue tan interminable como emotiva, valía nada menos que un sitio en Primera. Todos los ejecutantes marcaron, incluidos los arqueros, el “Mudo” Héctor Cassé del celeste (apodado así por su sordera) y Alberto Parsechián, lo mismo que Enrique Hrabina. Con el score empatado a 12, al luego exitoso lateral de Boca le tocó rematar, pero su zurdazo fue justo al cuerpo de Cassé, a quien la pelota le dio en el estómago. Y fue Dabrowski que finalmente marcó el memorable 13 a 12 para el segundo título del popular club del Sur de Buenos Aires. Así de dramáticos, así de imborrables eran esos partidos del viejo gran ascenso.
Fuente: josecarluccio.blogspot.com
Diego Martín Yamus.