Si hay un deporte ilógico, es en muchas ocasiones el fútbol. En 1973, Alemania Federal recibía en el por entonces nuevo estadio Olímpico de Munich a una Argentina envuelta en permanente caos: fuera del Mundial de México 70, con cambios de técnico, desorganización a varios niveles. Era claro que los locales y futuros campeones eran favoritos. Y sin embargo, la albiceleste les dio una lección para el recuerdo.
El talento individual de los dirigidos por Enrique Omar Sívori fue la clave para un resonante triunfo por 3 a 2. Los que jugaron esa noche fueron Carnevali; Wolff, Bargas, Heredia, Rosl; Brindisi, Telch y Alonso (Babington); Chazarreta, Avallay y Ghiso. Fue Jorge “Vitrola” Ghiso quien abrió el marcador tocando suavemente un centro de Miguel Brindisi, cuando apenas iban cinco minutos. Y a los 14, Norberto Alonso dibujó un espectacular tiro libre de zurda que colgó en el ángulo izquierdo del gran Sepp Maier.
Sorprendidos, los de Helmut Schön buscaron descontar y apareció Daniel Carnevali para salvar a su equipo. Y en el segundo tiempo, a los 21, Alonso fue agarrado en el área y Brindisi concretó el penal para un 3 a 0 de película. Los germanos fueron con todo por achicar y primero Heynckes y sobre la hora Cullmann decoraron el marcador, pero no evitaron la dura caída y primera en el Olímpico, el que un año más tarde los vería reyes del mundo ante el Países Bajos de Johan Cruyff. A esa máquina alemana aparentemente invencible, Argentina la venció. Aunque en el Mundial 74 hizo una pésima campaña, en ese 14 de febrero enamoró a su gente.
Diego Martín Yamus