En estos últimos tiempos y con su genial avance, Venezuela es un equipo incómodo para los grandes del continente: sus éxitos en las eliminatorias sobre Argentina, Brasil o Uruguay lo demuestran. Pero más de medio siglo atrás, ni el más optimista de los venezolanos soñaba con poner de rodillas a la albiceleste. Pero ese día llegó al fin, aunque fuera en jóvenes y por el Sudamericano. Ocurrió en el torneo de Asunción del Paraguay, y tuvo más valor porque el nacional venía de su primer título regional.
La Selección había arrancado muy bien, con halagos sobre Perú 1-0, Colombia 4-0 y qué decir ante Brasil, otro 1 a 0. El modestísimo local, en cambio, fue superado por Brasil 1-5 y no pudo con colombianos (2-2) y peruanos (3-3). El encuentro cerraba el Grupo A aquel 17 de marzo de 1971 en la cancha de la Liga Paraguaya de Fútbol. Uno de los once locales era Richard Páez, que luego sería el entrenador de los mejores tiempos de la Vinotinto mayor. Cuenta Páez sobre la preparación: Como siempre fue una Selección preparada y escogida de un Campeonato Nacional previo realizado en Mérida, donde nuestra entidad fue Campeona Nacional Juvenil. La preparación fue de un mes aproximadamente. Por lo tanto, lo que faltó fue tiempo de trabajo, mayor nivel de capacitación táctica y lo de siempre, ausencia de fortaleza física-atlética del grupo seleccionado. Fue una de nuestras mejores gestas históricas, ya que se le ganó a la Argentina 1 por 0. No se pasó a la siguiente ronda por gol average y recuerdo que esa Selección Nacional fue recibida con honores en Maiquetía. Pero como de costumbre NUNCA MAS fue reunida esa Selección y tres años después, sólo como cuatro a cinco futbolistas jugábamos profesional en Venezuela. El resto se perdió en la desorganización de nuestro fútbol.
Toda esa desorganización típica por entonces ni se notó. Especialmente en el minuto 41, cuando el arquero argentino Leyes le cometió penal al delantero Ruppo, y la falta sancionada por el boliviano Oscar Ortubé fue transformada en el gol de la epopeya por William Ravelo. En el segundo tiempo, la albiceleste buscó el empate y Osvaldo Potente, gloria de Boca después,
lo logró pero fue anulado por mano previa; para peor, Mabrich fue expulsado y el campeón finalizó con diez hombres. Y aunque Venezuela no pasó a las finales, dejó aquel día una huella inolvidable.
Diego Martín Yamus.