Recién empezaba en el amanecer del siglo XX el fútbol en Uruguay y ya los dos grandes, Nacional y Peñarol (entonces llamado CURCC) arrasaban con los primeros títulos. Al sexto torneo, en 1906, de pronto uno de los más modestos, la mayoría en el vecino país, concretó lo que venía amagando y se atrevió a destronarlos. Fue el Montevideo Wanderers, fundado apenas cuatro años antes.
Fue una historia de rebeldía que llevó a un grupo de jóvenes futbolistas a gestarlo. Previo a la existencia de los campeonatos, sólo se disputaban amistosos. Los citados actuaban en el legendario Albion, uno de los creadores de la Asociación Urguaya de Football (AUF). Pero dirigentes de éste les negaron participación en el equipo y ellos se emanciparon a fundar un nuevo club, aunque no tenían fondos ni cancha. El presidente del Albion los denostó con que iban a terminar como unos «wanderers» (vagabundos, en inglés). Esa injuria sin embargo fue el disparador del nuevo conjunto, el Montevideo Wanderers, un 15 de agosto de 1902.
Para el nombre también influyó que los hermanos Juan y Enrique Sardeson, dos de sus grandes valores, viajaron a Inglaterra y quedaron fascinados con el Wolverhampton Wanderers, ganador en 1893 de la FA Cup. Así el equipo afincado en el barrio El Prado de la capital comenzó a jugar en los torneos de la también novel Uruguay Association Foot-Ball League. Su primera participación fue un tercer lugar en 1903, pero siempre al a sombra de los dos invulnerables, con el CURCC campeón tres veces y Nacional dos.
Hasta que en 1906 esa botijada hizo posible lo casi imposible: vencer a los grandes. En una curiosísima edición, sólo seis clubes competían, incluyendo dos formaciones de Nacional, un a de suplentes llamada Nacional B. A ellos se les sumaban el actual Peñarol, Teutonia, Intrépido y Wanderers, los vagabundos que el Albion había desterrado.
El asunto era a dos ruedas, y los «bohemios» fueron tan superiores que se consagraron con 19 puntos de 20 posibles, con cinco de ventaja sobre aurinegros y tricolores. Los apellidos grabados en la vida wanderista fueron Saporiti, Miguel Aphesteguy, Juan Carlos Bertone, Francisco Branda, Juan Sardeson, Luis Piñeyro Carve, Rafael de Miquelerena, Gilberto Peralta, Zumarán, Carvalho Alvarez y Cándido Hernández Bentancour. De Miquelerena fue el goleador del certamen con 6 conquistas.
Y allí no terminó la época de oro del club. Ganó otros dos campeonatos amateurs, en 1909 y 1931, el último antes de la era profesional. También ese 1906 fue el primer uruguayo en competir en el exterior, al representar al país en la Copa Lipton contra Argentina, cayendo 2 a 1. Y en los años siguientes obtendría la Copa de Honor Cousenier y la Cup Tie Competition contra los mejores de Buenos Aires, como en 1917 sobre Independiente. Hasta fue una vez más el mejor en 1925, al llevarse el torneo de la disidente Federación Uruguaya de Football (FUF), por lo que ese logro no es oficial en el palmarés, pero sí en su corazón.
Luego vino el profesionalismo, varios subcampeonatos, el surgimiento de glorias tales como Enzo Francescoli, Jorge Barrios y Pablo Bengoechea, todos viajeros a los Mundiales. Luego apareció Defensor en 1976 para romper con la costumbre Peñarol-Nacional. Nada tan grande como que, en medio de sus primeros pasitos, el Wanderers caminó firme y alto entre los poderosos.
Fuentes: Sitio web Montevideo Wanderers, RSSSF Y Wikipedia
Diego Martín Yamus.
@lostribuneros