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El 1 de febrero de 2012, el fútbol egipcio vivió una de sus jornadas más trágicas en el Estadio de Port Said. Tras la victoria del equipo local, Al-Masry, sobre Al-Ahly con un marcador de 3-1, se desató una violencia sin precedentes que resultó en la muerte de al menos 74 personas y más de 500 heridos.
Al finalizar el encuentro, miles de aficionados de Al-Masry invadieron el campo, atacando a los seguidores de Al-Ahly. Las investigaciones posteriores señalaron graves deficiencias en las medidas de seguridad del estadio y una respuesta inadecuada por parte de las fuerzas del orden. Este incidente es considerado uno de los más mortales en la historia del fútbol.
El impacto de la tragedia fue profundo en el fútbol egipcio. La liga nacional fue suspendida temporalmente, y se iniciaron debates sobre la seguridad en los estadios y la violencia entre aficionados. En los juicios posteriores, varias personas fueron condenadas, incluyendo penas de muerte y cadenas perpetuas.
Por aquellos tiempos Egipto atravesaba un período de inestabilidad política tras la revolución de 2011 que terminó en la destitución del presidente Hosni Mubarak. Algunos analistas sugieren que la violencia pudo haber sido instigada o permitida por elementos que buscaban desestabilizar aún más el país o enviar mensajes políticos.
Para una comprensión más visual de los eventos, puedes ver el siguiente video:
