Uruguay-Brasil, del Maracanazo a hoy

Tanto como Brasil-Argentina, o como Argentina-Chile, o el mismo clásico rioplatense, lo es cada partido entre Brasil y Uruguay. Dos de los tres gigantes de Sudamérica volverán este viernes en Recife, Brasil, a escribir un capítulo de una historia ya centenaria de triunfos, títulos y hazañas que vale la pena recordar, desde el Maracanazo a las últimas Copas América.

El primer enfrentamiento oficial fue el 12 de julio de 1916, casi un siglo atrás, por la primera Copa sudamericana en Argentina, en el estadio de GEBA, con el chileno Carlos Fanta como árbitro. Y fue color celeste, ya que Uruguay ganó 2 a 1 tras ir en desventaja a los 8 minutos por el gol del gran Arthur Friedenreich. Luego, Isabelino Gradín a los 68´ y José Tognola a los 79´ marcaron el triunfo del que luego sería el campeón. Dirigido por Alfredo Foglino, Uruguay formó con Saporiti; Castellino, Varela; Pacheco, Delgado, Vanzino; Somma, Romano, Piendibene, Gradín y Tognola.

Al año siguiente, la celeste repitió el título en su país, en una gran campaña que incluyó una goleada 4-0 en el clásico. Ese 7 de octubre de 1917, en el Parque Pereira de Montevideo, el conjunto de Ramón Platero se impuso con goles de Héctor Scarone (luego campeón mundial en 1930), dos de Romano y Carlos Scarone.

La primera gran alegría brasileña fue en un épico partido en 1919, siempre por el en ese momento Campeonato Sudamericano. El 26 de mayo jugaron por la fase regular en Río de Janeiro, en el Estadio das Laranjeiras; Uruguay iba arriba 2-0 por Gradín y Carlos Scarone, pero dos goles de Neco igualaron el match 2 a 2, debiendo disputar un desempate tres días después en el mismo escenario, que al finalizar empatado 0-0 fue al alargue. Pero no un alargue común de 30 minutos, sino la friolera de cuatro tiempos de 15 cada uno, totalizando 150 minutos. Otra vez Friedenreich marcó a los 122´ y la verdeamarelha fue campeona.

En Chile 1920, Uruguay obtuvo la mayor diferencia de la historia. El 18 de septiembre, en el estadio Sporting Club de Valparaíso, los de Ernesto Fígoli golearon 6 a 0, con dos goles de Romano, dos de José Pérez, Urdinarán de penal y Cámpolo. Y luego dieron la vuelta olímpica de nuevo.

En la década del 40 fue Brasil quien arrasó con Uruguay. El 14 de mayo de 1944 consiguió su mayor goleada por 6 a 1 en un amistoso. Y el 30 de abril de 1949, por la Copa América, fue 5 a 1 en el Sao Januario de Río de Janeiro.

Pero la revancha uruguaya fue mundial. El 16 de julio de 1950, en la Copa de la FIFA de Brasil 50, ambos jugaban el tercer y último encuentro de la ronda final de cuatro equipos, junto a Suecia y España, por el título de campeón. A Brasil, que venía arrasando con sus rivales, le bastaba un empate por mejor diferencia de gol para consagrarse ante más de 200 000 personas en el recién inaugurado estadio Maracaná. La celeste de Juan López formó con Máspoli; Matías González, Tejera; Gambetta, Varela, Rodríguez Andrade; Ghiggia, Julio Pérez, Míguez, Schiaffino y Morán. Tras un primer tiempo sin goles, a los 3 minutos del segundo Friaca puso en ventaja al local. Pero a los 21 el “Pepe” Juan Schiaffino, con una hermosa media vuelta, empató el partido. Y a los 34, Alcides Ghiggia remató al primer palo del arquero Barbosa, que reaccionó tarde, y consiguió el gol del triunfo. El gol del segundo campeonato celeste. El gol del Maracanazo.

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Veinte años tardó Brasil en tomarse el desquite. Fue en la semifinal del Mundial de México, el 17 de junio de 1970 en el estadio Jalisco de Guadalajara. La celeste de Juan Hohberg empezó ganando por Luis Cubilla a los 18 minutos, pero Clodoaldo igualó a los 45. A los 76 minutos, Jairzinho desniveló y Rivelino, sobre la hora, depositó al ballet de Pelé y compañía en la final ante Italia. El Rey tuvo aún tiempo para tocar la pelota por un costado de Mazurkiewicz, pasar por el otro y tirar desviado al arco, en otra de sus joyas.

En 1981 le tocó a Uruguay festejar ante sus vecinos. Fue el 10 de enero en el estadio Centenario, en la final de la Copa de Oro, el inolvidable Mundialito. Los de Roque Gastón Máspoli, uno de los ángeles del Maracanazo, se pusieron arriba por Jorge “Chifle” Barrios a los 50 minutos, pero Sócrates de penal igualó a los 62. Sin embargo, cuando todo parecía encaminarse al alargue, a los 80 un centro no fue despejado por el arquero Joao Leite y Waldemar Vicdtorino cabeceó al gol y le dio el título a la celeste, que formó con Rodolfo Rodríguez; Diogo, Olivera, De León, Daniel Martínez; Krasouski, De la Peña (Barrios 36´), Rubén Paz; Venancio Ramos, Victorino y Julio César Morales.

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Otro halago para los orientales aconteció en la Copa América de 1983, que no ganaban desde 1967. El 27 de octubre en el Centenario, los dirigidos por Omar Borrás triunfaron 2 a 0 en la primera final, con goles del Príncipe Enzo Francescoli (41´) y Víctor Hugo Diogo (80´). En la revancha el 4 de noviembre en Salvador, los brasileños empezaron 1-0 por Jorginho a los 23 minutos. Pero a los 77, el Patito Carlos Aguilera marcó el gol del empate y del título. Esa noche Uruguay fue Rodolfo Rodríguez; Diogo, Nelson Gutiérrez, Acevedo, Agresta; Washington González, Jorge Barrios, Wilmar Cabrera; Aguilera (Bossio 82´), Francéscoli y Luis Acosta (Venancio Ramos 46´).

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Otro 16 de julio pero de 1989, Brasil se quitó de alguna forma la espina del Maracanazo. En la Copa América que organizó, llegó a la definición de la ronda final con Uruguay en el coloso de Río necesitando sólo un empate, como en el 50. Esta vez no hubo milagro, porque Romario de cabeza a los 49 minutos le dio el triunfo a los de Sebastiao Lazaroni y dejó segundos a los del Maestro  Oscar Washington Tabárez.

El Chapulín volvió a ser la sombra negra de la celeste en 1993. Era el último partido del Grupo B rumbo al Mundial de Estados Unidos, el 19 de septiembre otra vez en el Maracaná, hasta con la presencia del mismísimo Alcides Ghiggia en las tribunas. Pero el Brasil de Carlos Parreira fue tremendamente superior a un alicaído Uruguay, con Ildo Maneiro como DT,  y sólo la magnífica actuación de Robert Siboldi demoró los goles del local, hasta que Romario a los 72 y 86 minutos llevó a su país a la Copa que luego ganaría en 1994.

Pero Uruguay se tomó desquite rápido. El 23 de julio de 1995, volvían a verse en la final de la Copa América en el Centenario. Tulio, el goleador con la mano contra Argentina en cuartos de final, puso a Brasil arriba a los 30 minutos, pero el “Profesor” Pablo Bengoechea hizo un espléndido tiro libre de los suyos a los 51 y empató para los de Héctor Núñez. Fueron al desempate por tiros desde el punto penal, y allí primero Fernando Alvez le atajó a Tulio, y luego el “Manteca” Sergio Martínez convirtió el decisivo para la explosión de alegría celeste. Los héroes de esa tarde de frío y sol de Montevideo fueron Alvez; Gustavo Méndez, José Herrera, Moas, Tabaré Silva (Adinolfi 35´); Dorta (Bengoechea 46´), Alvaro Gutiérrez, Poyet, Francescoli; Otero y Fonseca (Sergio Martínez 46´).

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Los tres siguientes encuentros coperos fueron para Brasil: en Paraguay 1999, le ganó la final a Uruguay 3 a 0; en Perú 2004, la semifinal fue 1-1 y 5-3 por penales, y en Venezuela 2007, otra semifinal fue 2-2 y 5-4 desde los once metros.

Uruguay casi no le pudo ganar a su clásico rival en los 2000. Pero a punto estuvo. En dos eliminatorias mundialistas, 2002 y 2006, llevaba ventaja como visitante pero Brasil se lo empató. En 2000, otra vez en el Maracaná, iba 1-0 por Darío Silva a los 6 minutos, pero faltando cinco Rivaldo emparejó de penal. Más espectacular fue el duelo de 2003 en Curitiba, donde los locales arrancaron con todo gracias a Kaká y Ronaldo, aunque Diego Forlán hizo un doblete y Gilberto Silva en contra puso un 3-2 que parecía repetir la proeza de 1950. Pero Ronaldo apareció a los 86 y selló el definitivo 3 a 3.

El último gran partido fue por la semifinal de la Copa Confederaciones de la FIFA, el 26 de junio en el Mineirao de Belo Horizonte. Fred puso el primero a los 41 minutos, pero Edinson Cavani igualó a los 48. Pero cuatro minutos antes del final, Paulinho marcó el 2-1 y llevó a los suyos a la final ante España, que lograron por 3 a 0.

Este viernes, el Arena Pernambuco de Recife espera a dos potencias en la eliminatoria para el Mundial de Rusia 2018. ¿Volverá a predominar Brasil ante su gente, como en los últimos años? ¿O la celeste de Tabárez triunfará de nuevo en rodeo ajeno? Veremos qué nueva emoción nos deparan. Una más en su rica historia.

Diego Martín Yamus
diegoanita@hotmail.com.ar

@lostribuneros

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