La Copa Libertadores no se gana con malas artes

Es un innegable gen de la Copa Libertadores. Juego fuerte, expulsiones, escándalo, malas artes, malos arbitrajes, cargadas al rival, hasta periodistas desubicados. Triste, pero innegable. Pero equipos muy buenos como este potente Atlético Nacional de Colombia no necesitan tales miserias para tener éxito. Sin embargo, en sus últimos dos compromisos en el Atanasio Girardot, el verdolaga generó sin querer un escándalo injustificable, por más que se diga el famoso “típico de Copa Libertadores”.

En los octavos de final, el lío fue por el mal arbitraje del venezolano José Argote que perjudicó a Huracán, que perdió 4-2 y fue eliminado. Encima del desastre que hizo el juez con sus fallos, en la conferencia de prensa posterior un periodista tildó a los argentinos de “malos perdedores” e hizo casi una defensa cerrada y patriótica antes que una simple participación en una conferencia. Por suerte, el técnico de Huracán Eduardo Domínguez, a pesar del dolor por la derrota y los errores arbitrales, contestó con mucha educación. Y anoche, si bien Rosario Central perdió con justicia la llave, no hacía falta que el delantero Orlando Berrío hiciera esa estupidez de gritarle el gol a Sebastián Sosa, actitud más de chicos de potrero que de jugadores profesionales en plena Copa Libertadores. Más tarde, un periodista (probablemente el mismo de la anterior vez) se trenzó en un lamentable duelo dialéctico con Eduardo Coudet, volviendo a repetir lo de “malos perdedores” y discutiendo desubicadamente en plena conferencia con el técnico argentino, en lugar de hacer su trabajo, preguntar. El ex futbolista de Platense, River, San Lorenzo y Rosario Central también respondió con altura, a pesar de la arrogancia del cronista.

La Copa Libertadores, es cierto, es un torneo duro, difícil, sólo para valientes. Pero lamentablemente, a lo largo de la historia ya es una marca que los mal llamados “guapos” tienen éxito. Guapo es Orión con sus tres penales atajados, guapo es Boca que sin ideas y sólo con su gente pudo pasar ante Nacional. Guapo es Sao Paulo, que sacó un partido complicadísimo en Belo Horizonte ante el gran Atlético Mineiro. Guapo es el propio Central, que le empató a Palmeiras y a Nacional y le ganó a Gremio con autoridad, todo como visitante. Hay que terminar con esta tontería de la guapeza que involucra a todos los protagonistas. La Copa es para el mejor, por qué no este buen Nacional de Medellín y su fútbol eficaz. Porque al fútbol no se gana con golpes, como el boxeo, sino con habilidad. Con la habilidad de los buenos ganadores.

Diego Martín Yamus.
diegoanita@hotmail.com.ar

@lostribuneros

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