Hay jugadores que construyen tremenda carrera de títulos, goles y quedan para siempre en los hinchas y en la historia. También hay otros que sólo tienen un día de esplendor y son igualmente idolatrados. Así fue el caso de Raúl Edmundo Wensel, que hizo una poco relevante carrera, pero tuvo un instante de gloria, esa noche de 1988 cuando le marcó tres tantos a River Plate para Deportivo Armenio que ganó 3 a 2 en el propio estadio Monumental.
El centrodelantero nació en 1962 en La Paz (Entre Ríos) y dio sus primeros pasos en 1984 en el Cañuelas FC de la entonces existente Primera D, quinta y última división para clubes de la AFA. Llegó desde un equipo amateur de la localidad de González Catán y luego descolló en el popular “tambero” en 1985. Así pasó en 1986 a Tristán Suárez y en 1987 saltó a armenio, que ese tiempo venía de ser campeón de la edición inaugural del Nacional B y sólo pensaba en sumar para no caer de categoría.
Y esa noche del 9 de marzo de 1988 no parecía ser la excepción a la regla. El River de Carlos Griguol, muy resistido por su estilo de juego, buscaba ganar ante su gente esa fecha 27 para no perder de vista al tremendo Newell’s Old Boys, puntero y futuro ganador. Y empezó con todo ante ese supuestamente fácil armenio: a los 5 minutos Claudio Caniggia abrió el marcador y el inolvidable Omar Palma aumentó a los 18. Se venía una goleada al parecer, pero estaba el desconocido Wensel, que rápidamente se dio a conocer: descontó a los 23 y a los 43 puso el 2-2 y la enorme sorpresa, una de ésas que no abundaban entonces. La gente local se impacientó, y quedó muda de asombro cuando a los 73 el goleador aprovechó un largo pase de Villarreal y definió notable ante el gran Nery Pumpido, consumando un 3 a 2 imborrable, que derivó en fuertes silbidos de los hinchas para el exitoso River.
El “Gringo”, como se lo apodaba, siguió en el verde hasta 1990, cuando pasó a San Martín (Tucumán) y enseguida su otro gran club: Banfield, con el que ascendió del Nacional B a Primera en 1993. En 1995 regresó a Tucumán y de allí fue a Deportivo Morón en 1996 y a Tristán Suárez en 1997, retirándose en el “lechero” en 1999. Después se dedicó a entrenador de reserva en el “Taladro” y años atrás dirigió a Nueva Chicago. Pero, aunque aún tiene camino por recorrer a sus 62, Raúl Wensel siempre será el hombre de una noche de gloria.
Diego Martín Yamus. diegoperiodista93@gmail.com.