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Los hechos de violencia superaron a las autoridades chilenas por lo que el gobierno de aquel país decidió suspender dos partidos por Copa Chile.
Un duro choque entre barras del Everton y Santiago Wanderers, el pasado sábado, obligaron a suspender el clásico antes que el balón se ponga en rodaje en el Sausalito.
Pero parece que los trasandinos nada aprendieron del bochorno del sábado pasado y volvieron a hacer de las suyas en el encuentro entre Rangers y Univesidad de Chile. Las hinchas se trenzaron y la brega debió ser suspendida en el entretiempo.
Por este hecho pagaron el pato La Serena y Coquimbo, quienes debían jugar su partido en la ciudad de Maipú y ya no podrán jugar hasta nuevo aviso. La directiva del primero en mencionar se mostró ofuscada con la decisión a la que calificaron de «ridícula».
El gobierno se puso firme y hasta tomó drásticas medidas para el clásico entre los equipos de Viña del Mar; solo 8.000 personas podrán acceder al estadio Elías Figuera, todos ellos locales.
La violencia en el fútbol chileno parece de nunca acabar porque no se trata de hechos aislados, sino que parece un problema crónico.
@lostribuneros
