Fútbol africano, entre el cielo y el infierno

Si decimos áfrica, nos remitimos directamente (lamentablemente) a colonialismos, piratería, esclavitud, hambre, pobreza, analfabetismo, enfermedades dolorosas, malas condiciones sanitarias, y lo peor, luego de un oasis como su independencia, cruentas guerras civiles internas o con otros países limítrofes. La masacre de Soweto en Sudáfrica, las guerras del Congo, el genocidio de Ruanda, la malaria, el ébola, el paludismo. Los regímenes totalitarios como Mobutu Sese Seko en la República Democrática del Congo (ex Zaire), Robert Mugade en Zimbabwe, Paul Biya en Camerún, que hoy mismo está presente viendo la COPA AFRICANA DE NACIONES. Incluso el Norte del continente, supuestamente el más importante, léase Egipto, Marruecos, Túnez, Argelia, Libia, también sufre, sólo basta recordar los sucesos de protestas sociales y destitución de sus gobernantes conocidos como «la primavera árabe» en 2011. Sin embargo, una pelota de fútbol tapa todo. Países que se encuentran en mala situación han hhecho muy buen trabajjo. Por citar uno, Burkina Faso, centro de conflictos armados, está en las semifinales de este prestigioso certamen, que alberga Camerún, un lugar del centro africano con carencias.

En medio de este panorama tan negro como la piel de la mayoría de sus habitantes, se juega fútbol. Más aún, se vive, brilla, se exporta a Europa, se reconoce a nivel internacional. Esta CAN Camerún 2021 (nombre oficial del campeonato, aunque se juega este 2022) ha dado partidos y goles espectaculares a raudales, vuelcos increíbles, clasificados de último minuto, emociones reales.

Sierra Leona, de cruenta guerra en los 90, casi pasa de primera fase tras igualarle al ex campeón  Argelia, uno más fuerte y rico. Guinea Ecuatorial sufre el régimen de Teodoro Obiangn desde hace casi 40 años y problemas socioeconómicos, pero organizó dos Copas, una con Gabón en 2012 y otra en 2015, y en ésas y este 2022 atravesó la primera ronda, incluida su epopeya de ser cuarto ese 15. Gambia (oeste) debuta en el torneo y alcanzó los cuartos de final perdiendo con el poderoso local. Guinea viene de un golpe de Estado (costumbre insana en varios) pero llegó a octavos y antes le igualó a Senegal, otro lugar de pobreza pero creciente en el fútbol, subcampeón africano y con ya dos Munndiales a cuestas, también semifinalista este verano. Malí, de similar condición a Senegal,  se quedó en octavos pero había batido a Túnez, en teoría de muchos más recursos. Hasta los países de habla portuguesa como Cabo Verde y Guinea Bissau han competido con decoro, más allá de los resultados. Todo sin olvidar que otra castigada nación, la República Democrática del Congo, fue eliminada de esta fase final. Fase que alberga 24 países, que deben dar dura labor a los responsables de sus finanzas. Y sin olvidar que en medio de la pobreza y demás hay centros de formación de futbolistas, que grandes figuras como Didier Drogba (Costa de Marfil) o Emmanuel Adebayor (togo) han contribuido a causas humanas en sus respectivos lugares de nacimiento.

El fútbol de África es como la misma África. Tan rico y pobre, tan alegre y entristecido, tan disfrutable y problemático. En este Camerún donde la economía no es próspera se juega la Copa. Se juega en África, donde muchas zonas no son aptas para la agricultura o la electricidad. Pero el fútbol todo lo logra. Juntar tanto cielo con tanto infierno.

Diego Martín Yamus
diegoanita@hotmail.com.ar

Fijate en

Preolímpico Hacia: el sudeste es la sorpresa

Se llevan jugadas dos fechas de la Copa Sub 23 de Asia rumbo a los …