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Es cierto, la semana de River fue poco menos que nefasta. 2-4 en la Copa tras ir 2-0, eliminación ante Lanús, antes un 0-4 con Talleres, aunque con suplentes. Y este domingo el 1-2 más doloroso, en el Monumental con Boca, encima encumbradísimo con triunfos, goles y punta a rabiar. Entonces, ya se empieza a murmurar qué pasará con el técnico Marcelo Gallardo, que tiene contrato hasta diciembre.
Es injusto, y lo será si termina yéndose, que sea despedido o, al menos, que estos resultados lo pongan en duda. El «Muñeco» hizo honor a su apodo al manejar de admirable forma a su club durante estos tres años, no sólo con triunfos y títulos inolvidables, cuando hacía mucho River no ganaba, sino refundando permanentemente al conjunto por diversas circunstancias, de las más inesperadas o inverosímiles. Promovió jugadores, acomodó otros donde necesitaba, llenó todo el tiempo huecos por varios motivos y así llegó a la semifinal de la Libertadores y, no olvidemos, de la Copa Argentina, que el domingo retomará ante Deportivo Morón.
Entonces, y aunque el hincha sólo quiere dar la vuelta olímpica todos los días si fuera posible, valoremos su trabajo en todo su camino. Por algo lo llaman Napoleón, por algo es uno de los más grandes entrenadores de River, en su primera gran experiencia en el cargo, de la historia. Gallardo merece otro trato. Sean justos con él y con su trayectoria.
Diego Martín Yamus.
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