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Caía el año de 1995 y Argentina fue a visitar a Uruguay en juveniles para jugar un partido amistoso; los charrúas con 10 ganaron y, para condimentar la cosa, sin arquero. Marcelo Espósito, el zaguero, se puso los guantes, la camiseta y se llevó la ovación de toda la prensa.
No nos asombró nada que Uruguay haya ganado con uno menos, y tampoco que haya sido sin arquero, porque uno sabe que a los charrúas nunca hay que darlos por muertos aunque le hayas dado el «tiro de gracia».
Lo que viene al recuerdo fue la sensación dejada por el zaguero central Marcelo Espósito, quien quedó como arquero y se lució como pocos.
La increíble actuación del improvisado guardametas fue el centro de la atención al finalizar el juego y, tanto la prensa uruguaya, como la argentina, estuvieron de acuerdo: ese pibe se equivocó de puesto.
Un comentarista uruguayo le preguntó al arquero «¿Porqué no te dedicás directamente a jugar de arquero, sos sobresaliente». El ahí juvenil, con mucha humildad dijo «el técnico me lo propuso, pero yo soy zaguero central».
Fue verdaderamente impactante lo hecho por este joven para que la prensa argentina que seguía ese juego y dijera «es un pecado que ese pibe no sea aprovechado como arquero».
Nunca, en años se ha visto que un zaguero entre a jugar de arquero y que su carácter bajo los tres palos llame la atención, como llamó la actuación de Espósito.
Esto pasó hace casi 20 años, hay detalles que uno ha olvidado, pero el hecho es algo que uno debe resaltar.
¿Qué hubiera sido si Espósito hubiese aceptado ser arquero?, ¿Habría llegado a estar entre los mejores del mundo?…. solo Dios sabe.
Fede Angostini
@lostribuneros
