Brasil apenas empató ante un bravo México y su gente teme lo peor

El equipo verdeamarelo la pasó mal con México y apenas empató sin goles en el Castelâo de Fortaleza. Brasil no supo cómo llegarle a un «Tri» que le jugó de igual a igual enervándolos en más de una ocasión. La Canarinha no clasificó aún.

Compadre que sufoco! dice la letra de una canción de pagode brasileño, y la verdad, los anfitriones la pasaron mal ante un bizarro México que les dio una lección de juego colectivo en plena Fortaleza.

10.000 hinchas aztecas festejaban en las graderías y gritaban a favor se México querido, mientras que el local entraba al campo con la necesidad de vencer y asegurarse así la clasificación.

México era inteligente, valiente, y muy disciplinado; el Tri arrancó pegando, a los 25 segundos de juego cometió su segunda falta, marcándole el terreno a su adversario, empleando la fórmula del gran capitán Obdulio Varela «somos 11 contra 11, los de afuera son de palo». Así sucedió.

Los aztecas le robaron la pelota de una y durante los 10 primeros minutos jugaron frente al área brasileña; el scratch consiguió salir del asedio y pudo empujar.

Brasil no sabía como entrarle a un «tri» que le cerraba los espacios, le colocaba una doble línea de cuatro y tenía bajo los tres palos a un «Memo» Ochoa que estaba con todo.

Neymar intentaba pero no era capaz de poder conectarse con el mediocampo, y menos con Fred y Oscar; el Tri hacía lo mejor en el medio y en el fondo, pero al frente no gravitaba; Oribe Peralta no recibía la pelota y el tanto azteca no llegaba.

El tiempo era tirano, pasaba y Brasil no resolvía; Neymar se mandó una jugada de gol pero un Memo Ochoa en una actuación superlativa sacó la pelota cuando todos gritaban una supuesta conquista.

Ochoa se cansó de sacar pelotas durante todo el partido, demostrando carácter y dándole seguridad a sus defensores.

Scolari no le encontraba la vuelta a su equipo y movió el banco en la segunda parte, mandó al atacante Bernard en lugar de Ramires intentando darle empuje a su equipo en ofensiva, logrando cierto efecto, pero México, jugaba de contra y los enervaba.

Los aztecas al no poder llegarle con pelota dominada probaron con el remate de media y larga distancia, dándole trabajo al arquero Julio César.

Hernández puso en el campo a Chicharito y sacó a Oribe Peralta, lo que complicó más al fondo brasileño.

David Luiz, zaguero central, se adelantó y Marcelo desde el lateral se acopló al ataque, pero los aztecas se las sabían todas, jugando con los nervios del local.

En líneas generales el juego no fue bueno, pero fue intenso, casi no hubo emociones pero cuando las hubo, se pararon muchos corazones en ambos países.

Brasil no juega bien, no es creativo, no innova en su juego y su defensa es displicente, dejando en claro que es un rival ganable.

El empate les cayó pesado y lo sienten como una frustración ya que son locales; México hizo un excelente negocio al desnudar al local, dejándolo en ascuas hasta la última fecha que jueguen con Camerún.

Guillermo Ochoa para nuestro gusto fue el mejor jugador del campo porque las pocas veces que fue requerido, el arquero respondió y cómo.

@lostribuneros

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